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De las mujeres ardilla a las mujeres nación

Publicado: 2010-10-25

Lima tendrá una alcaldesa después de 189 años de haberse declarado la independencia del Perú y 55 años de haberse promulgado el voto femenino. Hubo una época en que nuestras abuelas no votaban. Hubo una época en que tampoco estudiaban y estaban limitadas a las labores de la casa. Si retrocedemos en el tiempo, hubo una época en que los escritores costumbristas imaginaban una sociedad peruana con solo tres tipos de mujeres  -mujeres estériles, mujeres realizadas y mujeres en potencia- y ninguna capaz de liderar una nación. Pero rescataban cualidades inherentes que los líderes políticos de aquel entonces carecían. Y si se educaban estarían en condiciones de liderar el país.

Así era la comunidad femenina de los textos costumbristas de Felipe Pardo y Aliaga y Manuel Ascenso Segura. En aquel entonces el Perú era un país en conflicto y en construcción. En aquel entonces había el dilema de si el extranjero era el encargado ideal de educar y modernizar a nuestra incipiente república; es decir, aparearse con nuestras mujeres ardillas y procrear y civilizar desde el interior del espacio familiar a sus futuros ciudadanos. Para Pardo y Segura, y aquí me refiero a los dilemas planteados en sus textos, la función del extranjero cumplía un rol crucial para el proyecto nación de nuestra sociedad, aunque en la mayoría de los casos la unión siempre quedaba trunca y el futuro de la república incierto.

Esa incertidumbre quizá se haya resuelto ahora. Hoy en día podríamos proyectar esta figura costumbrista del extranjero hacia lo que ocurrió en el ámbito económico. Para algunos, las empresas transnacionales llegaron a poner orden, educar y modernizar nuestras empresas -y por extensión- a nosotros mismos. Para otros, solo aprovecharse de nuestras materias primas y llevarse las ganancias fuera del país. Es curioso ver cómo, a la distancia de un siglo a otro, el proyecto nación que vislumbraban nuestros antepasados tiene el mismo transfondo. Salvo una diferencia: esta vez sí nos hemos aventurado por esa esperanza de modernización. Y tras esta unión, quizá, la mujer nación ha logrado emerger.

¿Pero qué es la mujer nación? Para Pardo y Segura es la mujer capaz de llevar a cabo un proyecto comunitario que involucre la reforma de los hombres. La mujer nación de los costumbristas era una proyección pequeña de la República: mantenía el hogar, el espacio doméstico, y estaba acostumbrada a encaminar por buenos senderos el universo familiar. ¿Qué le faltaba? Educación. Para Pardo las mujeres nación de su época podían reformar cosas mas no hombres. Y la educación era precisamente la esperanza puesta en la mujer ardilla, la misma que en los textos de Pardo y Segura carecía aún de madurez y conciencia social. Nuestras mujeres ardillas debían educarse para convertirse en mujeres nación capaces de saltar del ámbito privado al público, capaces de reformar ciudadanos.

Y ya ocurrió.

Esta semana Lima tendrá una alcaldesa después de 189 años de haberse declarado la independencia del Perú y 55 años de haberse promulgado el voto femenino. Aquellas mujeres ardillas de las que escribían los costumbristas ahora son mujeres nación. El tiempo de espera para que el pueblo lo reconozca seguramente ha sido largo e injusto. Pero las esperanzas siguen siendo las mismas desde que se instauró la república. Y allí están Pardo y Aliaga para decirnos que, tarde o temprano, nuestras mujeres nación habrían de participar y liderar por fin en la reforma de nuestra sociedad.


Escrito por

Edwin Chávez

(Post)estructuralista, narrador sci-fi, cuentista metaliterario, pixel-prototipeador, {css: lover}, poeta [01]nario.


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Sala de espera

"Yo no cometía el error elemental de mezclar al hombre con su obra, pero todo escritor sabe que la verdad está en la ficción". Martin Amis