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La economía pasa ahora por los geeks

Publicado: 2010-09-21

1. ¿Estás listo para dejar el colegio?

El 11 de setiembre un joven estudiante de Stanford, Feross Aboukhadijeh, recibió el tweet de su vida. El fundador de Youtube le informó que amaba la aplicación que había creado y le preguntó si quería un trabajo. El joven Feross respondió con un tweet incrédulo: "Ey, Chud Hurley. Me alegra que te guste Youtube Instant. ¿Es esa una oferta real de trabajo?". A lo que Chud Hurley contestó: "¿Estás listo para dejar el colegio? Te enviaré un DM".

¿Qué había creado Feross como para seducir al fundador de Youtube a tal punto de ofrecerle trabajo por Twitter? Había creado Youtube Instant, una aplicación que consistía en activar y mostrar videos de Youtube mientras uno realizaba una búsqueda en la interfase de Feross.

En apariencia nada complicado.

La gran diferencia radicaba en el hecho de que Feross desarrolló esta aplicación y la lanzó al ciberespacio tan solo tres horas después del lanzamiento oficial de Google Instant. Hizo una apuesta con un amigo de que podía desarrollarlo en una hora. Al final lo hizo en tres.

Cuando Youtube Instant escaló a las redes sociales, los medios digitales de todo el mundo aún escribían o rebotaban las primeras notas sobre la novedad googlera. Pero con el transcurso de los minutos algunos medios comenzaron a rebotar también la aplicación para Youtube.

Y sucedió lo que suele ocurrir con los proyectos creativos. Al par de horas el efecto Feross alcanzó límites insospechados y la aplicación se convirtió en la otra gran novedad de Google.

Pero esta vez no lo había hecho un ingeniero de Google.

2. Los nuevos amos del universo

Tom Wolfe escribió que a finales de 1999 la industria de internet en Estados Unidos había producido catorce nuevos multimillonarios y había una nueva generación con aspecto de mendigos que eran los nuevos amos del universo.

Eran jóvenes que habían emprendido su propia aventura comercial al crear una compañía sin haber culminado incluso la universidad. Jóvenes lanzados a forjar sus propias Startups y nuevos modelos de negocio.

"Eran los nuevos Amos del Universo", escribió Wolfe, "un término acuñado en la década de los ochenta para describir a los (vulgares) megamillonarios que engendró Wall Street durante el apogeo de los bonos de inversión".

Hoy los amos del universo son más amos que nunca, sobre todo después de la crisis financiera y el desprestigio de Wall Street. Estados Unidos se estancó económicamente, pero sus empresas de Internet han seguido creciendo a un ritmo impresionante. Ya no son los McDonalds ni las chicas Playboy ni las actrices de Hollywood los que conquistan el mundo. Ahora son sus plataformas sociales y sus interfases interactivas. Pero también sus estupendas aplicaciones para micro y pequeñas empresas que se extienden desde fotógrafos y diseñadores free-lance hasta contadores y académicos.

Hace poco Facebook alcanzó los 500 millones de usuarios y Twitter crece al ritmo de 300 mil usuarios nuevos por día. Y detrás de estas dos empresas se hallan extraordinarias marcas que comenzaron siendo Startups y hoy ya alcanzan altos niveles de inversión privada: Foursquare, Tumblr, Flickr, Salesforce, Linkedin. Todos amparados por esa ola digital que comenzó en Sillicon Valley con Microsoft, Apple y Google.

Cuando le preguntaron a Feross cómo veía su futuro después de terminar la universidad, respondió: "Me gustaría crear una compañía y llegar a ser el nuevo Google y fundamentalmente cambiar el mundo para mejor".

Los desarrolladores web de Estados Unidos, sus famosos geeks, no apuestan a quedarse en una empresa gigante de Internet. Feross actualmente trabaja en Facebook pero no se mira así mismo dentro de Facebook. Quiere crear cosas nuevas. Cosas revolucionarias. Quiere ser un Amo del Universo.

Y ahora realmente me pregunto:

¿Qué le habría pasado a Estados Unidos sin sus geeks?


Escrito por

Edwin Chávez

(Post)estructuralista, narrador sci-fi, cuentista metaliterario, pixel-prototipeador, {css: lover}, poeta [01]nario.


Publicado en

Sala de espera

"Yo no cometía el error elemental de mezclar al hombre con su obra, pero todo escritor sabe que la verdad está en la ficción". Martin Amis